Ya he visto que alguien – Ignacio, Lucía – estábais muy interesados en ver la foto. Ya va. No pude ponerla ayer.
Mírala, contempla, piensa y…. haz el comentario.
Veo que el texto se lee con dificultad. Dice así:
Hay preguntas inofensivas que se manifiestan crueles y estúpidas a partes iguales ante la cruda realidad, no por obvia menos injusta y despiadada. No es necesario verte la cara. ¿Acaso no está claro?. «Mis manos saben mucho de tierra y barro, de ladrillos y días sin descanso. No me digas de horas lectivas, de mates ni lenguas. Háblame de cuántos ladrillos tengo que fabricar para poder comer. De si habrá minutos en el día para hacerlos. De si mis manos y mi frágil cuerpo aguantarán. Porque, ¡ay de mí si caigo enfermo! No importa en qué idioma me hagas la pregunta, te entenderé. Pero, ¿habrás llegado tú a comprender cuánta infancia explotada hay en 215 millones de niños?…»
Blog de Pastoral 
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